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Una ópera sobre María Moliner

Estreno el Teatro de la Zarzuela. Recordamos a la lexicógrafa.

16 de abril de 2016. Estandarte.com

Qué: María Moliner, ópera y recuerdo. Autores: Lucía Vilanova (textos) y Antoni Parera Pons (música). Cuándo: 13, 15, 17, 19 y 21 de abril de 2016. Dónde: Teatro de la Zarzuela (Jovellanos, 4; Madrid).

Gabriel García Márquez no consultaba el diccionario de la Real Academia Española, sino otro diccionario «más de dos veces más largo» y «más de dos veces mejor», «más completo, más útil, más acucioso y más divertido»: el de María Moliner.

Una lexicógrafa que afrontó la obra más ambiciosa sobre la lengua española desde la mesa del comedor de su casa. Después de la recomendable biografía El exilio interior. La vida de María Moliner (Turner, 2011), de Inmaculada de la Fuente, ahora se estrena en el Teatro de la Zarzuela una ópera en dos actos con libreto de Lucía Vilanova y música de Antoni Parera Fons.

María Moliner nació en Paniza (Zaragoza) en 1900. Hija de un médico rural, su familia se trasladó a Madrid cuando la niña apenas había cumplido dos años. Allí se educó en la Institución Libre de Enseñanza, algo que le permitió asistir a clases impartidas por —entre muchos nombres fundamentales de la cultura hispánica— el filólogo Américo Castro, experto en Cervantes. En paralelo, el padre viaja a Argentina para trabajar allí, pero nunca regresa y abandona a su mujer y a sus tres hijos. Este hecho forja el carácter de Moliner, que formó parte de la primera generación de españolas que asistió a la universidad. En el Estudio de Filología de Aragón se formó como filóloga y lexicógrafa, participando en la confección del Diccionario aragonés, y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza se licenciaría en Historia algunos años más tarde, obteniendo el Premio Extraordinario.

Como parte del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, María Moliner trabajó en Simancas (Valladolid), Murcia —en cuya universidad impartió clase: fue la primera mujer— y Valencia. En 1925 contrajo matrimonio con Fernando Ramón Ferrando, que terminaría obteniendo la cátedra de Física en la Universidad de Salamanca —tanto él como Moliner serían depurados tras la Guerra Civil, aunque él sería rehabilitado—, y con quien María Moliner tuvo cuatro hijos. Moliner desarrolla una frenética actividad intelectual en los años veinte y durante la República, con diferentes textos sobre la utilidad de las bibliotecas, y vinculándose a las Misiones Pedagógicas, el proyecto que abogó por la popularización de la cultura entre 1931 y 1936.

Sin embargo, el hecho de que tras la victoria franquista en la guerra perdiera su estatus, y retrocediera dieciocho puestos en el escalafón, le proporcionó tiempo suficiente para afrontar el proyecto de su vida: su Diccionario del uso del español. Pasado el medio siglo de vida, en 1952, conoció el Learner’s Dictionary of Current English, de A. S. Hornby, publicado cuatro años antes. Para entonces, María Moliner ya había tomado multitud de notas “corrigiendo”, en cierto modo, los fallos —a su juicio— del diccionario académico; el encuentro con la obra de Hornby le animó a emprender la confección del Diccionario de uso del español. Gabriel García Márquez difundió, en cierto modo, la leyenda de que Moliner trabajaba en la mesa de su cocina; lo hacía en el salón, según aclaró Inmaculada de la Fuente, puesto que en su casa únicamente existía un despacho, que ocupaba su marido.

Gracias a la recomendación de Dámaso Alonso, María Moliner publicó los dos volúmenes de su Diccionario de uso del español con la editorial Gredos. Aparecerían dos volúmenes en 1966 y 1967, constituyendo la única edición autorizada por la lexicógrafa. Moliner no ordena las palabras de manera alfabética, sino etimológicamente, tal y como lo habían hecho Paul Robert (siglo XIX) y Julio Casares (1942). Puesto que Gredos posee los derechos del diccionario, en 1998 lo reeditó deshaciendo los criterios de Moliner, situando las palabras por orden alfabético y modificando los significados. Los herederos de María Moliner perdieron las demandas contra la editorial.

María Moliner y su Diccionario de uso del español obtuvieron el aplauso de los hablantes y el rechazo de la RAE. En 1972, tres de los académicos —Dámaso Alonso, Pedro Laín Entralgo y Rafael Lapesa— propusieron su ingreso, pero Moliner perdió la votación frente a Emilio Alarcos Llorach. Este enfrentamiento dio lugar a unas de sus reflexiones más populares: «si ese diccionario lo hubiera escrito un hombre, diría: “¡Pero y ese hombre, cómo no está en la Academia!”». Carmen Conde, que años más tarde —en 1978— se convertiría en la primer mujer en ser admitida en la RAE, aludiría a la «tan injusta como vetusta discriminación literaria» de la institución, después de calificarlo como «un asco de misoginia y putrefacción». Por su parte, Miguel Delibes consideró que era «una lástima que, por esas circunstancias especiales en que se han desenvuelto siempre los temas que rodean a la presencia de mujeres en la Academia, María Moliner no haya podido ocupar un sillón en la entidad».

Al final de su vida, María Moliner se apartó de la vida pública para cuidar a su marido y preparar la edición definitiva de su diccionario. Terminó retirándose en 1973 a causa de una arterioesclerosis cerebral. Falleció en Madrid el 22 de enero de 1981. Todas las necrológicas subrayaban su condición ser una «académica sin sillón», y la aportación fundamental a nuestro idioma gracias al Diccionario de uso del español.

 

Comentarios en estandarte- 2

1 | RICARDO 18-04-2016 - 13:19:32 h
El mejor diccionario que tenemos y el de la RAE no es tan bueno Maria Moliner se merece no una Opera si una pelicula pero en este pais hacen peliculas de otro tipo QUE ALGUNOS tienen su dinero en Panama que pena que penita

2 | Consolacion 19-04-2016 - 16:39:25 h
Cuando tengo dudas acudo antes al Maria Moliner que al de la RAE. Me alegra que aunque sea demasiado tarde la sigan homenajeando como se merece